Una casa en la colina mirando al horizonte, Arquitectos de Retaguardia

Primera visión inocente.

La primera vez que acudíamos a Valladolid pensando en ser arquitectos vimos en la ladera de una colina mirando al Pisuerga sobre la carretera lo que parecía ser la obra de una envidiable construcción. Su posición la hacía objeto del deseo. En ese momento de ignorancia no se nos ocurría dirigir nuestra admiración más que hacía su promotor. ¿Quién fuera el propietario de emplazamiento tan distinguido?. El pensamiento no tenía ninguna connotación negativa. El edificio iba a convertirse en algo remarcable y ¿quién no querría sentarse en esas terrazas tomando un café con porras?.

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