La vallisoletana Avenida de Salamanca es una de las barreras de la ciudad separando que el barrio de la Huerta del Rey, años 70, de los más recientes Parquesol y Villa del Prado, además del excepcional Barrio Girón. Su incorporación al tejido urbano está siendo desigual, interrumpida y en general fallida.  La estrecha parcela destinada a la Sede de la Federación Regional de Municipios y Provincias, donde la avenida casi toca el río, no se había ocupado y había sido durante tiempo uno de los límites de la ciudad.

En este singular cruce se encuentran el llamado Puente Colgante, una de las joyas de la ingeniería de hierro, el rehabilitado Monasterio del Prao, ocpado por la Consejería de Educación, la nueva Sede de las Cortes de Castilla y León que funcionan como puerta al barrio de Villa del Prado y el Museo de la Ciencia que sirve de conexión entre el remoto barrio de Parquesol y el centro de la ciudad.

En un contexto así, ajeno a cualquier trama urbana la respuesta escogida es la abstracción, un esbelto edificio se destaca de su entorno y llama la atención de peatones y conductores, un limpio muro de hormigón blanco, cierra el paso a la luz oeste y a la ruidosa avenida e indica la vía de acceso, a través de una rampa en la que se graban los nombres de todos los municipios castellanoleoneses.
Al traspasar el muro tenemos un pulcro y transparente prisma de vidrio que capta toda la luz y ofrece todas las vistas al río Pisuerga.

   Un acceso que oculta todo el mundo que se ofrece dentro.

Fotos cortesía de Juan Represa y Rubén_HC