Rehabilitación de la Granja Escuela Jose Antonio
Roberto Valle (Web del arquitecto con fotografías, planos, maqueta y descripción)
El norte de Castilla (Artículo descriptivo)
Flickr – ruheca (Fotografías de la maqueta expuesta en la Exposición «Roberto Valle, Obras y Proyectos, por Rubén_HC)
Valladolid en 1965 (Documental del Doctor Montero con imágenes de la Granja Escuela)
Roberto Valle, Obras y Proyectos en la Diputación de Valladolid. Ed: Diputacion de Valladolid, 2015. (Pags. 44-51)
«Guia de Arquitectura de Valladolid» Dirigida por Juan Carlos Arnuncio Pastor, Valladolid 1996 (Pág. 239).
Ha escrito este artículo: Ruben_HC | ruheca
¿Que encaje tiene una granja de estilo centroeuropeo en Valladolid? se preguntará usted. Intentemos arrojar un poco de luz a este asunto, viajemos en el tiempo.
Situada en el barrio de Villa del Prado y cobijada en el parque principal del mismo se encuentra el único edificio superviviente del antiguo complejo que conformaba la Granja Escuela Jose Antonio.
Corrían los años 40 y 50 siglo pasado cuando por parte del gobierno, mediante el Instituto Nacional de Colonización, se abordó la construcción de varias edificaciones destinadas a efectuar e impulsar una reforma del modelo social y económico de la tierra tras la devastación y pobreza generada durante la guerra civil.
Perteneciente a esos planes de edificaciones está la tipología de las Granjas-Escuela cuyo objetivo era formar a la población en el trabajo agrario del campo con las nuevas técnicas de la época para dar un impulso al sector primario nacional. El edificio que nos ocupa en este artículo por tanto no es un ejemplo único, cercana a ella se encuentra la Granja Florencia en Toro (Zamora) en estado de abandono, no obstante aún conservando su poblado y dependencias anejas.
El complejo de la Granja Escuela Jose Antonio fue proyectado y construido por los arquitectos Constantino Candeira Pérez y Jesús Ayuso Tejerizo junto con el ingeniero agrónomo Antonio Bermejo Zuazua entre 1946 y 1953. Constaba en origen, como todas las granjas escuela de esa tipología, de un conjunto de edificaciones destinadas a residencia, establos, gallineros, almacenes, silos, granero… dispuestas configurando un recinto entre ellas ubicado entre los cultivos de trigo que flanqueaban el camino viejo de Zaratán como bien comprobamos en las ortofotografía aéreas de la época.
Actualmente sólo se conserva el edificio principal, destinado al almacenaje, silos y granero; sin duda el más interesante arquitectónico hablando. La construcción se configura en un estilo centroeuropeo, «afrancesado» lo definen en la Guía de Arquitectura de 1996, en el que la fachada principal adquiere un papel imponente mediante su configuración simétrica y la disposición de dos silos cilíndricos que flanquean la entrada rematados en una especie de chapiteles utilizados como palomares. Su planta, es el resultado del cruce entre dos cuerpos en cruz, componiendo una simetría en el eje que marca el acceso, toda ella confinada en un basamento continuo blanco, igual para ambos, sin embargo estos dos cuerpos no se desarrollan de manera idéntica en el nivel de cubierta, la seña de identidad del edificio.
Mientras el cuerpo longitudinal al eje destinado a vaquerías se compone de una cubierta sencilla a dos aguas, el cuerpo transversal adquiere una cubierta de formas amansardadas mediante 3 faldones de diferente pendiente a cada vertiente, ¿el objetivo? albergar en su interior un volumen amplio para el uso de granero. Así, esta cubierta, eleva el cuerpo principal del edificio, le dota de mayor protagonismo, marca su axialidad y nos ofrece el elemento de mayor interés a la vista. Una cubierta de enorme plasticidad ya no sólo por sus 3 pendientes, sino también por el cruce entre los cuerpos, las troneras que alberga en sus faldones y el remate de borde en los extremos.
La granja Escuela perdió su uso en los años 70 y desde entonces el edificio no ha vuelto a tener una finalidad clara. Con la creación del barrio de Villa del Prado, con su entorno desapareció también su recinto y la diputación, propietaria del inmueble, encargó al arquitecto Roberto Valle su rehabilitación con el objetivo de crear un centro cultural que albergase sus fondos artísticos.
La propuesta diseñada por Roberto Valle y ejecutada por la escuela taller «Granja José Antonio IV» rehabilita el edificio de los silos limpiando su envolvente, materializando su cubierta antigua de pizarra en laboriosos despieces de zinc y liberando su interior para recuperar el espacio interior del granero en el que la estructura de dobles pares de madera junto con la luz arrojada por las troneras crean un espacio arquitectónico único, continuo, y diáfano.
El proyecto original pretendía destinar la granja a albergar la colección de fondos artísticos de la diputación. Junto a ella también preveía la construcción de un edificio nuevo en «U» que recuperase la condición del recinto y protegiese de nuevo a la granja, destinado a albergar talleres, salas de conferencias y cafetería. Se creaba además un patio interior entre el nuevo edificio y la antigua granja destinado a espacio expositivo y actividades al aire libre. Los años pasaron y el proyecto se olvidó, quedó sólo en maqueta y plano, para finalmente ser desechado al construir junto a la granja un edificio cúbico multiusos de vivos colores con un cuestionable encaje en el entorno y la historia del conjunto.
Actualmente el edificio se halla abandonado, sobreviviendo como puede a los graffitis que quienes no lo aprecian pintan en sus fachadas, inmerso en el parque de las Cortes de Castilla y León contemplando a los patinadores que usan su plaza. Numerosos pretendientes le han salido: hacienda, la ciudad de la justicia, la diputación de nuevo… Sea cual sea su uso futuro, esperamos que respete su esencia y nos permita contemplar pronto su impresionante espacio interior.
Fotos cortesía de Ruben_HC, ortofotografías obtenidas de www.jcyl.es | Planos y fotos de interior cedidos por Roberto Valle - Arquitecto
Muy interesante; ójala finalmemte se de un buen uso a dichas instalaciones.
De paso sería de agradecer se corrigiera el segundo apellido de mi padre, Antonio Bermejo Zuazua, y no Zuaza como figura en el artículo.
Muchas gracias por todo.
Me trae recuerdos de mi niñez yo conocí la granja y también vi sus cultivos pues vivía en la subestación de Iberduero y justo detrás estaba la granja
¡Que bueno Amparo! nos alegra que te haya gustado. Gracias 🙂
Sería maravilloso el ayuntamiento nos cediese el pabellón para poder patinar los días que las condiciones climáticas nos lo impidiesen.
¡Gran recuerdo histórico!
Todo edificio requiere un uso para no degradarse, patinar podría ser uno bueno