ENTREVISTAS – Fernando Zaparain
Cuando planteamos a Fernando esta entrevista su divertida respuesta fue «¿tan viejo soy?», y es que, aunque la juventud sea una cuestión de espíritu, el tiempo pasa para todos. Zaparaín, Fernando, lo ha aprovechado para construir una sólida carrera de arquitecto.
Sin prisas ni estridencias, siempre guiado por la calma y la reflexión y en compañía de sus compañeros de Amas4arquitectura su obra construida es tan reconocible como reconocida por colegas y apreciada por los usuarios. En paralelo su carrera docente supera las dos décadas de dedicación y aun encuentra tiempo para pintar, ejercer como académico de Bellas Artes y leer a Tintín.
Que no les confunda la calma y el tono amable de Fernando, conocerle te muestra una personalidad firme, ideas claras y ninguna complacencia. Un arquitecto reflexivo y sin pelos en la lengua. Lean, lean.
BLOQUE 1: ACERCA DEL ENTREVISTADO.
El dibujo en CAD, sobre todo el 2D, me parece especialmente útil. No ha sido un mero medio de dibujar más rápido, como se decía, sino que ha permitido al autor mismo de la idea, controlar el proceso de encaje y ajuste todo lo que quiera.
– ¿Quién es Fernando Zaparaín Hernández? Defínete, diferénciate
Creo que eso lo podéis decir mejor vosotros, que me veis desde fuera.
– ¿Qué estilo tiene Fernando Zaparaín? ¿Quizás algo por lo que se te reconozca?
La palabra estilo me parece demasiado específica. Yo hablaría más bien de qué referencias me atraen o con cuáles me identifico. En ese caso, diría que hay una inclinación hacia la masividad y las relaciones que generan los vacíos. También está la preferencia por el “total look” de un solo material, en general texturado, como madera, ladrillo y especialmente hormigón..
– ¿Qué te inspira a la hora de proyectar? ¿algún nombre? ¿algo fuera de la arquitectura?
Si tuviera que seleccionar una línea expresiva entre todas, podría ser la abstracción poética de Chillida en referencia a la masa, y de Oteiza respecto al vacío.
– ¿Cómo fueron tus inicios en el mundo profesional?
En mi época todavía era mayoritaria la opción de trabajar por cuenta propia como arquitecto, aunque ya no estaba vigente el modelo de unos pocos profesionales que se repartían toda la clientela de una ciudad. Ahora veo, por mis alumnos, que el trabajo es sobre todo por cuenta ajena.
– ¿Podríamos decir que Javier fue tu padrino y tú el de Eduardo?, ¿tener un estudio intergeneracional es premeditado?
Empecé a trabajar antes de acabar la carrera porque Javier López de Uribe, como otros pocos arquitectos, había comprado un ordenador con programa de CAD y quería alguien que se encargara de “eso”. Había ya una idea de incorporar a otras generaciones, que hemos continuado bajo la etiqueta de amas4arquitectura cuando se unió Fermín Antuña como urbanista, y luego Eduardo García, al que había conocido siendo alumno. Después ha colaborado con nosotros Pablo Guillén, y seguimos teniendo siempre algún joven en prácticas, ahora Isma, de aquí, y Tania, de Oporto. Cada generación va incorporando sus conocimientos, sobre todo en las nuevas tecnologías que corresponden a su época.
– ¿Cuál es tu herramienta principal para proyectar?
No veo una manera fija de empezar los proyectos. Cada vez pasa algo concreto, que va desde una imagen que te persigue y quieres aprovechar, hasta una idea que puede contentar al cliente. Seguramente es más importante la fase siguiente, en la que se opta por un esquema concreto y se ajusta desde opciones materiales y formales, intentando llegar al máximo de coherencia interna.
– ¿Qué te parece cómo han cambiado en este tiempo las herramientas de trabajo?
Sería nostalgia barata quejarse de las novedades tecnológicas, que por definición añaden posibilidades y, con un mínimo de sensatez, no impiden que se sigan usando los medios tradicionales. No olvidemos que la arquitectura es una de esas disciplinas, como el cine o la moda, en las que el creador no puede realizar directamente su idea y necesita transmitirla a un sistema de producción muy complejo para que la construya. Por tanto, si se adquieren herramientas de expresión más potentes, puede disminuir la dependencia de otros. El dibujo en CAD, sobre todo el 2D, me parece especialmente útil. No ha sido un mero medio de dibujar más rápido, como se decía, sino que ha permitido al autor mismo de la idea, controlar el proceso de encaje y ajuste todo lo que quiera. Antes, el arquitecto debía esperar a que otros pasaran a limpio sus ideas y solo después podía volver a corregirlas. Si era una figura con muchos colaboradores, ese proceso era más intenso, pero quien disponía de pocos medios estaba muy limitado. Algo similar están aportando los programas de 3D sencillos y manejables.
– ¿Cómo conviven en el estudio tres formas diferentes de pensar, tres generaciones, tres impulsos?
amas4arquitectura se ha mantenido como equipo precisamente porque hemos encontrado una manera de complementarnos. Ya hemos recordado que la arquitectura es un acto colectivo porque nadie puede hacer un edificio por sí mismo. Así que normalmente, también la fase de proyecto requiere colaboración. En nuestro caso ha sido especialmente importante la connivencia con BP Ingeniería (Emilio Báscones y Miguel Pérez), dos jóvenes ingenieros de caminos que han creído en lo que hacíamos y lo han hecho posible con sus estructuras. En cambio, no acabamos de encontrar esa misma complicidad en el campo de las instalaciones.
Cada generación va incorporando sus conocimientos, sobre todo en las nuevas tecnologías que corresponden a su época.
– Actualmente, en esta época, ¿qué tipo de trabajo estás desarrollando?
Cada vez nos hemos centrado más en edificios institucionales, como diversos centros socio-sanitarios para personas con discapacidad, dos bodegas, un centro deportivo y cultural, etc. Son programas y promotores comunitarios, que permiten superar el personalismo de los particulares y hacer una arquitectura más comprometida. Para ganar en intensidad, estamos adaptando el volumen de trabajo a lo que podemos abarcar sin precipitación.
– Más allá de lo comúnmente entendido por arquitectura (edificios)… ¿Por qué campos te mueves?
Para reflexionar sobre categorías espaciales, siempre me han atraído otros medios audiovisuales como el cine, el cómic o las instalaciones, pero solo han sido objeto de estudio, porque no se puede estar en demasiadas cosas.
– ¿A qué proyecto le tienes más cariño?
De momento, intento que ese proyecto sea el que en cada momento tengo entre manos.
– ¿Alguna anécdota curiosa que te haya pasado en alguno de tus proyectos/obras?
Ya voy teniendo unas cuantas, pero destacaría las aportaciones inesperadas de los usuarios. Hace poco, en el centro de INTRAS en Parquesol, para personas con enfermedad mental, ha sido una sorpresa cómo ellos han dibujado con tiza sobre los empanelados y puertas gris grafito, de manera que una obra planteada en blanco y negro se ha llenado de color. También me sorprendió, que después de hacer un polideportivo del que estábamos tan satisfechos, en la Escuela deportiva Niara, el sitio preferido por los chicos para jugar al fútbol en verano acabara siendo ¡el garaje!, porque estaba más fresco y había muchas columnas para rebotar…
Pero donde más anécdotas surgen es cuando te pones a pintar en algún lugar público. Recuerdo especialmente una tarde en Kenwood House, al norte de Londres, donde una familia hindú al completo me preguntó si podían mirarme mientras pintaba y acabamos compartiendo su merienda… que nunca supe lo que era.
– Háblanos de Tintín. Si te apetece…
Como sería largo, podemos resumir diciendo que, no solo se caracteriza por la “línea clara” sino por las “sombras negras”: las pocas que tiene y las que usa en las escenas nocturnas, son únicas.
– La pintura, ¿es una forma de desconexión, de reflexión, afición o piensas en ello profesionalmente?
Es una afición que comparto con mi hermano Rodrigo. Aunque suene demasiado evocador, al pintar, entro en otra dimensión. A la vez, intento que lo poco que puedo producir tenga carácter profesional: Atelier Zaparain
– Háblanos un poco de tu labor en la Real Academia de Bellas Artes, los cursos Conocer Valladolid, las jornadas de jóvenes arquitectos, …
En la Academia no había pensado, y me vi en ella por la insistencia de Javier y Luis Alberto Mingo. Una vez ahí, he intentado que llegue a los jóvenes arquitectos, que han podido intervenir en las jornadas de investigación, publicaciones y otros eventos. ArquitecturaVa, por ejemplo, se ha beneficiado de esa oportunidad de darse a conocer en un foro que tiene tanta solera.
BLOQUE 2: PROFESIÓN Y ENSEÑANZA DE LA ARQUITECTURA.
Al que acaba, le aconsejo que se especialice y que aguante, porque se tarda años en consolidar una obra.
– ¿Cómo ves la relación actual entre el arquitecto y la sociedad?
Siempre ha habido varios niveles de relación entre sociedad y arquitectura. Debemos admitir que la mayor parte de las construcciones han sido, y son, anónimas. El problema es que antes había una tradición ampliamente compartida y ahora reina el caos banal. Aunque algunos han intentado rescatar las formas de la sociedad de consumo, como Venturi o Koolhaas, en general, la arquitectura comprometida no llega a esos terrenos, como tampoco a las naves industriales o las grandes superficies. Además, poco tiene que ver la gestión de licencias, certificados, inspecciones o peritajes, con otras tareas más creativas. Por tanto, solo una pequeña parte de la profesión se dedica propiamente a producir arquitectura de “autor”, y quizás para las otras ocupaciones no haría falta una misma titulación o denominación.
– ¿Qué le dirías a alguien que se pregunta para qué sirve un arquitecto?
Una característica importante del arquitecto es su destreza para “encajar” espacios, usos y experiencias, hasta constituir un edificio. Suelo decir que, como todo artista, igual no somos demasiado “ordenados”, pero sí muy “organizados”. Eso nos hace exitosos en otros campos que también requieren una gran capacidad de coordinación.
– ¿Qué opinas de la enseñanza de la Arquitectura? ¿Qué cambiarías?
Para ver qué hay que cambiar, basta observar la práctica real de la profesión que, como hemos dicho antes, cada vez es más dispar. ¿Qué están haciendo los antiguos alumnos que conozco? Una gran mayoría se dedican a otras cosas, en general, con bastante éxito. Quizás eso significa que desde las escuelas deberíamos ofrecer diversas titulaciones, con la misma base arquitectónica que ahora, pero con especializaciones en otros campos. El arquitecto generalista era muy bonito, pero solo es posible para unos pocos.
– ¿Cómo ves a los estudiantes de ahora?
Quizás son más responsables y con mejores recursos digitales, pero menos expresivos. De todas formas, es indudable que el nivel de posibilidades y medios aumenta cada día, y los buenos son mejores gracias a él.
– Ha cambiado algo con la nota de corte, ¿menos exigencia? ¿se nota en los últimos cursos donde tú impartes?
La menor exigencia para entrar permite el acceso de gente que no se ha preparado para esto, porque no pensaba en ello, así que lleva más tiempo transmitirles nuestros recursos propios. En los últimos cursos se nota menos esa carencia porque han tenido más tiempo y más cribas para solucionarla.
– ¿Y tú?, ¿has cambiado en estos años?, ¿se adquieren con los años los viejos modos que existían en la escuela?
Espero haber cambiado algo a mejor, como creo que lo ha hecho toda la escuela, porque se ha ido consolidando el profesorado y el nivel de investigación. El otro día veía que hay un profesor por cada 7,5 alumnos y la cantidad de sexenios que sumamos entre todos los funcionarios, sería impensable en mis comienzos. El único peligro es que con los criterios de calidad importados forzadamente de la investigación científica, nos están empujando al abandono de la práctica arquitectónica que, en la asignatura de proyectos, es el campo de investigación imprescindible.
– Qué le aconsejas a un estudiante de primer año de Arquitectura o a un recién titulado que se pregunta ¿y ahora qué hago?
Al que empieza, le recomiendo que dibuje para comprender, se haga preguntas y disfrute. El otro día me sorprendió, por lo infrecuente, un alumno que reconocía haberlo pasado bien al desarrollar un proyecto.
Al que acaba, le aconsejo que se especialice y que aguante, porque se tarda años en consolidar una obra.
– ¿Cómo ves a las nuevas generaciones de arquitectos? ¿que pueden aportar a la sociedad y a los arquitectos veteranos?
Tienen una agilidad mucho mayor con las imágenes, que aporta posibilidades nuevas a la creatividad, siempre que no sea superficial.
– ¿Cómo llevas la tarea de tutor de Fin de Carrera?, ¿cuesta compaginarlo con la labor docente?, ¿qué te aportan a ti los alumnos?
Cualquier docencia tiene la ventaja de que te obliga a estar al día y no acostumbrarte, porque te pone delante de un espejo que está cambiando continuamente. Nuestro método docente de taller, tipo “uno con uno”, es algo único, entre otras cosas, porque permite un intercambio mutuo, que en las clases magistrales se plantea poco. En ese sentido, el sistema de Bolonia no ha sido tan nuevo para nosotros.
– ¿Qué opinas de la cada vez mayor irrupción de los medios informáticos en la arquitectura?, la exigencia de más documentación, más control, más información… en unos plazos más cortos y unos presupuestos muy ajustados, el BIM, la infografía… ¿es proporcionado?
Ya hemos comentado que la tecnología en general ha permitido al autor individual hacer mucho más por sí mismo, sin depender tanto como antes de unos ayudantes. Otra cosa distinta es la “hipernormatividad”, a menudo contradictoria e innecesaria. A medio plazo va a ser necesario un pacto social para racionalizar los documentos requeridos, porque se ha llegado casi a la inoperancia, con una tramitación media, según nuestra experiencia, de unos siete años, que en muchas ocasiones desemboca en el abandono del proyecto. Si algo está tan reglamentado que no se puede sacar adelante, es que falla.
– ¿Notas que como consecuencia se está generalizando la subcontratación de partes del PFC?, ¿qué opinas?
Los profesores, como cualquiera, vemos los anuncios de este tipo de prácticas, que no se deben a que la arquitectura sea cada día más compleja, sino a la picaresca. Como no somos policías, poco podemos hacer… Confiamos en que la necesidad de tutorías presenciales, obligue al menos al alumno a asimilar lo que otros le han preparado, para defenderlo en una corrección pública y continuada. Otra cosa son las ayudas auxiliares, que forman parte del proceso mismo arquitectónico y se dan en el aprendizaje y a nivel profesional.
BLOQUE 3: SOBRE LA ARQUITECTURA DE VALLADOLID Y ARQUITECTURAVA
más que los edificios, me atraen esos espacios urbanos que solo con una pequeña aportación nos han dado tanto, como las acequias de nuestro entorno, las ruinas industriales o los bordes del Pisuerga.
– ¿Qué opinas, en general, del repertorio de arquitectura en Valladolid?
Como se puede comprobar en las propuestas de ArquitecturaVa, no está tan mal como parece. Además, la calidad tiene más mérito en esta zona, que es bastante periférica, estática y despoblada.
– ¿Qué le falta a Valladolid para que, en general, diste tanto del reconocimiento y calidad de otras ciudades y/o comunidades de nivel similar como Navarra o País Vasco?
Desde luego no falta calidad ni ganas en los arquitectos, así que la diferencia puede estar en que tenemos un imaginario colectivo más simplista y unos comitentes (incluso públicos) de menos nivel, que ven todo en términos de canecillos, balaustrada de barco pirata o enanito en la entrada.
– ¿Hacia donde debería enfocarse la arquitectura en Valladolid los próximos años…?
Por esa ausencia de sofisticación que mencionábamos, quizás una salida es insistir en estrategias posibles, que se sirvan de recursos sencillos y cercanos, algo así como un “tosco tech” o “low tech”. Esto además tiene una componente de responsabilidad y mantenimiento, una vez pasada la época del lujo innecesario y el exceso de autoría.
– ¿Algún edificio que recomiendes de Valladolid? (Que no sea tuyo) ¿O algún autor?
En la línea de ArquitecturaVa para recuperar valores escondidos, solo por mencionar un ejemplo, os recomiendo el nº 15 de la calle Francisco Suárez, un entramado estructural con paños casi neoplásticos de ladrillo ocre y vidrio verdoso. Como a todo edificio de los años sesenta, le sobra alguna planta, pero sorprende la claridad de su trazado.
De todas formas, más que los edificios, me atraen esos espacios urbanos que solo con una pequeña aportación nos han dado tanto, como las acequias de nuestro entorno, las ruinas industriales o los bordes del Pisuerga.
– ¿Te atreverías a calificar otro como “desafortunado” o una oportunidad perdida?
No es demasiado animante lo que ha pasando con el ferrocarril. En el fondo, hemos vuelto a la idea de permeabilización, que era bastante sensata. Lo malo es que para ello hayamos perdido 25 años.
– ¿Crees que Valladolid cuida y difunde bien su arquitectura? (desde la época de patrimonio industrial a la actualidad; entidades públicas, colegios y colectivo arquitectos, los propios ciudadanos).
Al menos hay unas cuantas iniciativas en esta línea, desde el éxito espontáneo de muchos bienes históricos, hasta los congresos AR&PA, pasando por vuestra web o las jornadas de la Academia.
– ¿Qué opinión te merece ArquitecturaVA? Sin tapujos
Creo que las veces que os he mencionado en esta entrevista dan una idea del partido que se puede sacar a lo que hacéis. De todas formas, lo más elogiable es que sea una iniciativa particular y desinteresada.
– ¿Alguna sugerencia? ¿Cómo podríamos acercar la arquitectura al público general?
Ya habéis proporcionado visibilidad a la arquitectura comprometida y superado las obsoletas guías de papel, cosa que otras instituciones responsables de ese tema y con más medios, no han hecho con tanto empeño. No sé si técnicamente se pueden trasladar vuestras localizaciones a sistemas de información más generales, como Google Maps.
CONCLUSIÓN
Sería muy interesante conocer la experiencia de alguna arquitecta
– Un libro, película, obra… apto para cualquiera
Vamos a dejarlo en “Porco Rosso”, por eso de apto para todos los públicos.
– Una cita que te inspire…
Me inspiran más las personas que las palabras, pero no voy a concretar.
– ¿A qué arquitecto nos recomendarías para continuar la sección de entrevistas? ¿Quién no debería faltar?
Sería muy interesante conocer la experiencia de alguna arquitecta. Se me ocurre, entre otras, Cristina Tremiño, o si queréis buscar más lejos, Laura Álvarez, que procede de aquí pero está instalada en Holanda.
– bonus track –