ENTREVISTAS – Fernando Cobos
«El de los castillos», suele escucharse cuando dices que has estado charlando con Fernando Cobos, él no reniega de ello, al contrario demuestra su orgullo por conocer las estructuras defensivas y saber abordar sus intervenciones.
Y es mucho más que eso, su labor investigadora y restauradora en todos los ámbitos imaginables del patrimonio arquitectónico solo se entiende cuando le escuchas hablar apasionadamente de cada uno de los trabajos que acomete.
El patrimonio es una disciplina de la arquitectura que a veces parece la hermana pequeña del oropel de la obra nueva, quizás al final de estas letras les parecerá más bien la madre de cualquier disciplina.
BLOQUE 1: ACERCA DEL ENTREVISTADO.
mi cliente es el monumento y procuro hacerle caso.
– ¿Quién es Fernando Cobos? Defínete, diferénciate
Soy un curioso impenitente, pero también impertinente. Cada vez que veo un agujero, si creo que hay algo interesante en él allí me meto. Un curioso muy disperso, tan pronto abarco muchos campos como me centro exclusivamente en un tema. Siempre muy curioso, desde pequeñito.
– ¿Qué estilo tiene Fernando Cobos? ¿Con qué claves hablarías de tu obra?
No puedes decir que no tienes estilo, porque si repasas tu trayectoria acabas viendo similitudes en tus obras, en mi caso por ejemplo siempre uso mucho la madera, pero no a la manera de la época del edificio, sino con un lenguaje, uniones… actuales.
Más que de estilo, hablaría de filosofía de proyecto que consiste fundamentalmente en escuchar mucho el edificio donde trabajo, adaptarme a él y seguir sus reglas. Por ejemplo en el Castillo de la Mota, resulta que cada constructor que intervino en él desde Alfonso VIII de Castilla utilizó un ladrillo de formato distinto; esto permite distinguir las distintas etapas en una fábrica que parece toda igual y cuando nos tocó a nosotros intervenir, seguimos el mismo criterio.
No puedes llegar a un lugar con una idea previa, sino con unos principios. Uno que me gusta mucho está recogido en la carta de ICOMOS/ ICOFORT que redactamos en Siena hace un par de años “la intervención que se haga en un monumento no debe ser disonante con el propio monumento, pero tiene que respetar la lectura histórica del monumento y al mismo tiempo ser legible como una etapa más”.
– ¿Cómo te iniciaste en el mundo profesional?
Pfff es largo. Cuando acabé el bachillerato tuve una primera crisis entre estudiar arquitectura y arqueología, decidí arquitectura porque descubrí que era más fácil estudiar, publicar y, por supuesto, intervenir en monumentos, siendo arquitecto que siendo arqueólogo.
Durante la tesina hice un estudio sobre jardines renacentistas en Castilla y León que me permitió estudiar jardines italianos con una beca del Politécnico de Milán durante la que me dediqué a observar fortificaciones italianas.
Posteriormente, cuando acabé la carrera estaba estudiando la relación con los diseños italianos con el Castillo de la Mota y al tiempo que surgió la oportunidad de trabajar en allí como arquitecto, por parte de un amigo, tuve la oportunidad de ir a Londres a trabajar en el estudio de Norman Foster. Recuerdo esa semana como la más larga de mi vida, pensando si irme a Londres o quedarme, y al final me quedé.
– ¿Cuál es tu herramienta principal para proyectar? (Sensaciones , croquis, vistas, maquetas, planta, sección…)
Cualquier cosa, todo vale. Las herramientas son… herramientas y todas me ayudan. Me gusta mucho trabajar con modelos tridimensionales pero sólo como herramienta de proyecto no para mostrar el proyecto ya diseñado; no me gustan las infografías quizá curiosamente porque nunca las he necesitado, de hecho, como anécdota, durante la carrera yo era quien hacía la perspectiva caballera a mis compañeros a cambio de que ellos rotulasen mis láminas.
En parte de ahí me viene la capacidad de trabajar con las tres dimensiones desde un 3D alámbrico en un ordenador hasta pequeños croquis en una servilleta.
– ¿Cómo se relaciona la actividad de proyecto, de “dar solución” con la de investigación histórica, artística o el paisajística?, ¿qué método sigues?
Realmente es lo mismo: tú no puedes intervenir en un edificio si no lo conoces. Lo tienes que dibujar, lo tienes que estudiar, y ese conocimiento del lugar es el que te va dando las claves. Puedes estar un año o dos estudiando un edificio sin poner un ladrillo. Saber escuchar al lugar, al edificio… es fundamental; en estos encargos mi cliente no es el Ministerio o la Consejería, mi cliente es el monumento y procuro hacerle caso.
De hecho, no te has ceñido al ámbito cercano-provincia, tienes impresionantes actuaciones en la comunidad como el Castillo de Cornatel, el de Ponferrada, e incluso en otras culturas como la islámica tanto en España como a nivel internacional (Arabia Saudí). ¿Cómo abordas un proyecto tan meticuloso y que requiere tanto conocimiento in situ a larga distancia?
Primero muchos viajes y mucho tiempo, luego… yo no trabajo solo, eso implica tener un equipo multidisciplinar de mucha gente con mucha experiencia. Ahora estoy asesorando en Francia, colaborando en Portugal y vengo de Argelia de visitar unas Fortalezas españolas y en general…. lo abordas todo de manera similar, aunque claro que cada lugar es diferente y te condiciona de manera diferente y te da esas claves de las que hablamos antes, incluso el idioma, la cultura…
A veces incluso viene bien no ser del lugar para poder abstraerse mejor, huir de condicionantes culturales… aunque siempre en el equipo debe haber alguien del sitio, que lo conozca bien.
– Se podría decir que estás especializado en la restauración y conservación de edificios y conjuntos de índole defensiva. ¿Qué particularidades dirías que tiene esa arquitectura? ¿Destacarías valores en el diseño, en lo funcional más allá de lo histórico-monumental?
En castillos como investigador sí, diría que es mi principal campo; como interviniente mi campo es más amplio, he trabajado en iglesias, palacios, conjuntos históricos… aunque sí que es cierto que la tipología de fortificación es por la que más se me conoce.
Un castillo es muy muy distinto a todo lo demás e intervenir en ellos conlleva un problema añadido: todos los arquitectos salimos de la escuela conociendo cómo es una iglesia románica y no se nos ocurriría hacer la puerta de entrada por el ábside; sin embargo en un castillo hay quien piensa que todo vale.
Son edificios mucho menos estudiados, extraordinariamente más complejos, especialmente en estructura y más aún en cimentación. No hay dos edificios iguales, no hay patrones ni siquiera en fortificaciones abaluartadas pues en todas hay alguna peculiaridad. Hay unas reglas geométricas y funcionales, unos volúmenes, unas relaciones… que tienes que conocer muy bien.
– Nos gustaría, para entrar en tu obra, que nos hablases de, estrategias, incluso de los materiales empleados en restauración?, madera, acero, hormigón, ¿caben nuevos materiales, disonantes, en la recuperación de un bien histórico?
No hay materiales disonantes “per se”, depende de cómo los uses. En Valladolid me viene a la mente los usados en Trigueros (iglesia y castillo), Villafuerte, Iscar La Mota, Montealegre, Fuensaldaña… y prácticamente son todos los posibles, piedra, madera, ladrillo, acero, hormigón, fibra de vidrio, cristal….
Las reglas del juego te las da el cliente, el edificio, y según los materiales que históricamente se han usado y cómo se han usado en sus fases constructivas, te dirá silenciosamente cómo tienes que actuar.
– ¿A qué proyecto le tienes más cariño?
Es muy complicado. Quizá el Castillo de Ponferrada o el Castillo de la Mota, con los que empecé; la muralla de Ibiza, sobre todo a nivel del reconocimiento de la gente del lugar.
Pero, sobre todo por su dificultad a nivel de solución arquitectónica, estoy orgulloso de dos proyectos que son dos formas muy distintas de intervenir sobre la ruina: uno es el Castillo de Cornatel, que fue finalista del Premio Nacional de Arquitectura, un sitio tan, tan bonito, aunque a punto de caerse, que la dificultad principal era no estropearlo, y el otro es el Castillo de Montealegre, un edificio medio desmochado que necesitaba cerrarse sin perder ese carácter.
Podría citar otros, como la iglesia de San Miguel en Trigueros del Valle, una iglesia muy románica en un lugar donde supuestamente no hay románico, que es Valladolid. Una obra muy larga, muy delicada, que casi nadie conoce.
– Háblanos un poco de la Muralla de Almazán, proyecto por el que has sido recientemente premiado en AR&PA
Es un proyecto en un lugar de esos que al principio parece que no existen, es una muralla fantástica, conserva todas las puertas, pero podías entrar y salir sin ser consciente de ella, siempre se entra por un roto, entre dos naves y una casa adosada que impiden ver el resto de la muralla.
El Almazán nuevo y el casco histórico estaban incomunicados por una barrera de naves adosadas, lo que hemos hecho es recuperar un tramo de muralla que nadie podía ver y que estaba perforado por las habitaciones, bodegas, trasteros, … que se habían hecho en las casas adosadas, estuvimos trabajando con los vecinos, fortaleciendo la muralla, reparando los huecos, y esto pudo hacerse gracias a un estudio jurídico fantástico y a la colaboración del Ayuntamiento y los propios vecinos que fueron conscientes del riesgo.
La otra operación ha sido recuperar una subida al 6% siguiendo el perfil del talud de la muralla, la subida se ha convertido en la relación directa entre el pueblo nuevo y la zona antigua; personas que tenían dificultades físicas para acceder a la zona vieja ahora pueden entrar por el Postigo de Santa María a través de un edificio preexistente que hemos vaciado y separado de la muralla para alojar el último tramo de la rampa y una maqueta del recinto amurallado que lo explica.
Y el premio nos lo han dado por el componente urbanístico y social del proyecto.
– ¿Cuéntanos alguna anécdota curiosa que te haya pasado en alguno de tus proyectos u obras?
No sabría cual decir, tengo muchas pero no todas para revelar (se ríe).
Una cosa muy curiosa que nos pasó en uno de nuestros proyectos fue mientras monitorizábamos el castillo de Íscar, con sus 3.000Tn de torre que la muy jodida se mueve desde el siglo XIV. Cuando empezamos a medir con topografía de precisión nos salían cosas inverosímiles, aparentemente nada se movía pero se abrían grietas periódicamente delante de nuestros ojos.
Al final resultó que medio cerro del castillo se mueve 2cm al año hacia un lado y otro por las arcillas expansivas y nuestras bases de medición situadas encima se movían al tiempo. Todos se llevaban las manos a la cabeza con las grietas, pero tras esto entendimos que el edificio se tenía que mover y no había que coser todas las grietas pues son sus juntas de dilatación.
Tapamos solo las necesarias, dejamos juntas en el resto y al final acertamos bastante ( hay un 5% de grietas que se abrieron por donde no debían, sobre todo en los pavimentos); pero aún así hay quien lo ve como un peligro, la gente y los arquitectos cotidianos estamos demasiado educados en el hiperestatismo y resulta que todo se mueve y debemos dejarlo moverse. Hay que vigilarlo eso sí, es un enfermo crónico desde el siglo XIV, pero actuar poco a poco aunque con continuidad.
– Más allá de lo comúnmente entendido por arquitectura, ¿ en qué campos te mueves?, ¿pintas, escribes, estudias?
Mi profesión y mi pasión es investigar, viajar, hacer fotos.
Soy un gran cinéfilo, leo mucho desde siempre, mucho y de manera muy desordenada, lo que está muy bien. Tengo dos niños, aunque ya están en la Universidad, a los que he intentado hacerles curiosos y abiertos al mundo.
Sigo haciendo fotos, cada vez más de edificios y menos de personas, (nos muestra fotos colgadas en el estudio)
– En paralelo al proyecto de restauración, existen muchas disciplinas, de carácter histórico, artístico o técnico, imprescindibles para la conservación de los bienes. Confluyendo en una labor de investigación que muchas veces no se ve. ¿De qué manera abordas esta relación?
Es más importante investigar que intervenir, es la base de los proyectos de restauración, es más importante investigar que actuar.
La investigación es un territorio muy abierto, yo le doy a todo lo que puedo, si tengo que montar una exposición, la monto, si tengo que escribir un libro, lo escribo. Igual te diría de hacer una lectura arqueológica de un muro o buscar papeles en un archivo.
La interdisciplinariedad bien entendida empieza por uno mismo y es necesario conocer y compartir el lenguaje de todas las disciplinas. Luego hay que tener colaboradores en esos campos que sepan más que tú y estar preparado para aprender continuamente.
– Has hecho muchos estudios sobre conjuntos monumentales. Como lo entiendes respecto a una labor didáctica, divulgativa, investigadora…
No diría que hago divulgación, son publicaciones científicas, sesudas supongo, aunque siempre mi objetivo es que mis lectores me entiendan con claridad, y hacerlas es extraordinariamente divertido.
Por ejemplo, hace nueve años la BNE nos encargó la publicación científica del Códice Madrid II de Leonardo da Vinci; me lo pasé como un enano dos años investigando, me hacía los problemas de geometría descriptiva de Leonardo en la playa durante las vacaciones.
Fueron dos años de locos, para una oposición habría estudiado menos, pero para mí fueron un placer, haces las cosas porque es tu trabajo pero también porque disfrutas.
– Con la situación laboral es dura para los arquitectos, ¿qué tal en tu sector?, ¿Tienes trabajo? ¿donde podremos ver a Fernando Cobos en un futuro?
Una de las ventajas de los castillos es que en cualquier lugar del mundo hay un castillo, y los españoles hicimos castillos por todo el planeta.
No creo que el mundo de la arquitectura esté peor de lo que estaba antes, lo que ocurre es que antes no nos dábamos cuenta. Cuando el boom del ladrillo parecía que el ladrillo nos iba a hacer felices a todos, pero realmente el trabajo estaba muy mal repartido y su reparto no dependía del mérito de cada arquitecto.
Los que no estábamos ahí metidos y nos dedicábamos a la poco rentable restauración de patrimonio, lo veíamos igual que ahora, sí es cierto que hay menos inversión pública, la crisis, los concursos cada vez son más complicados, pero es igual; Si trabajas y eres bueno en tu campo y no te importa viajar puedes ganar concursos en casi cualquier parte de España o del mundo.
Los últimos concursos que hemos ganado nos van a llevar a Palma, Huelva y Guipúzcoa. No son todo grandes proyectos pero son muy interesantes y divertidos.
BLOQUE2: PROFESIÓN, ENSEÑANZA Y SOCIEDAD.
– ¿Qué le dirías a alguien que se pregunta para qué sirve un arquitecto?
Es difícil, pero no en patrimonio, allí eres el que “sabe de todo”, el que lo va a coordinar, el que toma las decisiones, … en restauración es fácil. Es más fácil explicarle a cualquiera que una catedral necesita un arquitecto que a un paisano que una casa en su pueblo necesita un arquitecto.
En patrimonio estás haciendo una obra pública y tienes que explicar y convencer al público
– ¿Cómo ves la situación actual de la profesión? ¿relación con la sociedad? ¿y su futuro?
Somos los arquitectos los que no hemos sido capaces de generar una expectativa real.
Un ejemplo se me ocurre – y no, no son los cocineros – pensemos en el diseño de moda: los desfiles de moda son espectáculos con unas mujeres que realmente “no existen” con unos vestidos que nadie va a ver por la calle; ¿para qué?, para crear un determinado ambiente, educar el gusto y que luego Zara venda moda con esa tendencia.
¿Dónde están los desfiles de moda de los arquitectos?, el cliente no llega al estudio pensando en la Casa de la Cascada o la Villa Savoya, llegan con otras referencias. Pensemos en los coches, mucha gente paga mil euros más por la forma de un alerón, pero en su casa parece que le da igual el diseño con tal de que los azulejos sean de una determinada marca; no es que no aprecien un buen diseño o una buena distribución, es que nadie les ha enseñado a apreciarlo.
No comunicamos, no transmitimos la importancia de la buena arquitectura ni ayudamos a reconocerla y deberíamos hacerlo como locos, porque es nuestro mercado,
En patrimonio sin embargo siempre lo hemos tenido claro, estás haciendo una obra pública y tienes que explicar y convencer al público. Nosotros dedicamos mucho tiempo a ello.
– ¿Qué opinas de la enseñanza de la Arquitectura? ¿Qué cambiarías?
Creo que el problema es que seguimos generado demasiado arquitecto generalista, ninguna escuela se especializa. Estaría muy bien tener treinta escuelas de arquitectura con treinta especialidades potentísimas: la mejor del mundo en restauración de patrimonio, la mejor en construir rascacielos …
Pero no debería ser complicado, la arquitectura es un aprendizaje continuo, la gente ahora cuando acaba sabe que debe seguir formándose y es ahí donde la universidad debería orientarse de verdad y no sólo de apariencia.
¿Qué sentido tiene un máster cuyo profesorado es el mismo que el del grado, que el de “plantilla”, por no gastar contratando verdaderos especialistas?
– Qué le aconsejas a un estudiante de primer año de Arquitectura o a un recién titulado que se pregunta ¿y ahora qué hago?
Le diría que encuentre su camino, y su camino lo va a encontrar solo él. Tiene que explorar su camino, el día que apruebas el fin de carrera no se abren los cielos y baja una luz que te ilumina, eres el mismo que el día anterior.
Si lo que quiere es un trabajo y un sueldo fijo, que haga oposiciones, pero si lo que quiere es disfrutar de esto, tendrá que encontrar aquello que verdaderamente le guste.
Hay gente que acaba y tiene muy claro qué le gusta, aunque no siempre acabes haciendo eso, y otra gente sin embargo que no lo tiene en absoluto claro. Que encuentre su camino, el suyo, y que luche por ello.
– ¿Cómo ves a las nuevas generaciones de arquitectos? ¿que pueden aportar a la sociedad y a los arquitectos veteranos?
Es complicado, a ver, yo creo que nuestra generación venía muy baqueteada, salimos “bien zurrados”, nos batimos en muchos campos. Estoy seguro de que éramos bastante más golfos y estudiábamos bastante menos, aunque quizás trabajásemos bastante más, no lo sé, éramos más anárquicos y eso está bien.
No creo que alguien que ha terminado en cinco años arquitectura esté formado realmente y posiblemente le quede aún por descubrir mucho mundo. Hay una frase de Le Corbusier que me marcó, decía algo así como “para ser buen arquitecto tienes que llevar al menos veinte años de profesión”. Todas las “jóvenes promesas” de la arquitectura tienen más de cincuenta años.
– ¿Qué pueden aportar a la sociedad y a los arquitectos veteranos?
Lo que aportan todas las nuevas generaciones, una nueva visión del mundo totalmente distinta, se supone que la fuerza de la juventud debe ser querer cambiar el mundo
– La sociedad reclama, parece, restauraciones historicistas cuando no pintorescas y encaja regular el lenguaje contemporáneo en estas intervenciones. ¿Coincides con esa afirmación?Complicado, yo creo que la gente entiende lo que le explicas
-Hablábamos entre nosotros de polémicas como Matrera o Garcimuñoz ..
Al final me vais a obligar a decir, … Matrera es una intervención restauradora que yo no comparto porque busca precisamente la disonancia, yo no la comparto pero está dentro de lo que entendemos por una intervención restauradora, lo de Garcimuñoz no se puede considerar ni restauración, es aprovechar un castillo, porque “como los castillos admiten todo pues vamos a ver si lo llenamos de trastos.”
Puede haber arquitectura abiertamente disonante con el edificio histórico y ser buena arquitectura, yo no lo comparto pero puede ser buena, yo creo sin embargo que el caso de Garcimuñoz es un ejemplo de muy mala arquitectura, empezando por el hecho de que podría ser y estar igual en cualquier otro sitio que no fuera ese castillo.
-… la pregunta no era para tirarte de la lengua, era más hacia lo pintoresco…
Si, está el falso histórico que a mí me repulsa igualmente y por otro lado está la disonancia, el “dejo aquí mi cagadita”, el creerse uno por encima del monumento y su trayectoria.
Os pongo un ejemplo muy bonito, la conversión en catedral de la Mezquita de Córdoba en el siglo XVI, que aun hoy hay quien considera que no debería haberse respetado la estructura de la mezquita, que fue una timidez y por ello Hernán Ruiz no pasará a la historia como un gran constructor, y por otro lado están los que pretenden tirarla para recuperar la idea de la mezquita, y eso hoy en día, cuatro siglos después.
A mí me parece un proyecto fantástico, con las herramientas que tiene en su época, las bóvedas, la estructura góticas… conserva la permeabilidad del bosque de columnas. Es un ejemplo fantástico de algo que no es ni A ni B y sin embargo es genial, Hernán Ruíz debería estar en los altares de la intervención en monumentos.
– Y, ¿respecto a los usos?, ¿por qué casi siempre usos museísticos?, ¿qué tal una fábrica de cerveza, un restaurante, un gimnasio?, ¿caben usos banales en edificios históricos?
Cuando estudias un edificio haces el “plan de viabilidad” y definimos el concepto de “disfunción”, cuando el uso no se adapta al espacio o viceversa. Cuando analizas viabilidad y disfunción y las juntas descubres que en un monumento determinado hay usos y espacios que son compatibles sin perder su esencia y otros que son incompatibles.
Hay otro factor, que se suele interpretar mal, que es el del valor, el valor real del monumento, si preguntas “¿puede hacerse un bar de copas o una tienda de ropa en una iglesia”?, depende, hay iglesias barrocas de no demasiado valor que han mejorado convirtiéndose en tiendas de ropa, como en Salamanca, pero si preguntas si puede hacerse en San Baudelio de Berlanga, la respuesta es rotúndamente no, ¿por qué uno sí y otro no?, porque no tienen el mismo valor.
En patrimonio es vital el reconocimiento de valores, reconoces unos valores en un edificio, una ciudad o un paisaje que son los que te hacen reconocerlo como monumento, en función de eso valores, lo estudias, lo dibujas y lo intervienes.
– Imaginamos que los promotores con los que trabajas son es mayoritariamente públicos, ¿cómo ves el momento actual de oferta pública, licitaciones, bajas, fragmentación de las etapas del proyecto, …?
Lo de las bajas es una locura, es un problema grave, somos los propios arquitectos los que lo hemos tirado, en concursos con parte técnica y económica, puedes tener un 10 en la técnica y se lo lleva alguien con un 3 sobre 10 pero una baja del 60%, no entiendes para qué la parte técnica, semanas de trabajo en la memoria …
La nueva Ley de Contratos del Estado dice que las cuestiones de calidad, experiencia y conocimiento deben puntuar al menos el 51% del total, eso está bien, aunque casi nadie lo cumple
¿Crees que la administración cuida bien su patrimonio? ¿recae a veces demasiado peso sobre las asociaciones y poca ayuda? ¿es el caso de la Asociación de Amigos de los Castillos de la que eres vicepresidente de la delegación de Valladolid?
Hay de todo, me parece que, en general, la administración tiene mucha sensibilidad con el patrimonio, otra cosa es que a veces no tienen recursos o no tienen un buen equipo técnico que le asesore.
A veces dudo de las prioridades, no sé si recordáis el Plan E, recursos que podrían haberse dedicado a restaurar patrimonio que tiene un mayor retorno de la inversión que la mayor parte de las obras de aceras y calzadas que se hicieron. En algunas zonas de España nuestro patrimonio es nuestro mayor recurso y hay que cuidarlo.
BLOQUE 3: SOBRE LA ARQUITECTURA DE VALLADOLID Y ARQUITECTURAVA.
el medio claustro cortado de San Felipe Neri, en la Calle Regalado, es una operación muy inteligente, muy didáctica, explica muy bien el crecimiento de la ciudad.
– ¿Qué opinas, en general, del repertorio de arquitectura en Valladolid?
En la ciudad de Valladolid no he trabajado nunca,… creo que hay intentos de mucha gente, se nota que hay bastante nivel pero falla la planificación, el concepto global de intervención más que la actitud particular de un arquitecto en un edificio.
Están muy por detrás nuestros planes y nuestra reflexión sobre los conjuntos urbanos de la provincia, hay poco planeamiento de alto nivel y se pierde la oportunidad de intervenir de forma ordenada y coherente.
Más que la ciudad de Valladolid, aunque se estén perdiendo oportunidades, me preocupan los núcleos urbanos pequeños de la provincia, algunos con mucho carácter que se están perdiendo por despoblación, por abandono, por falta de proyectos de futuro y por falta de reflexión acerca de qué es lo importante de este o aquel pueblo, no está ocurriendo ni siquiera en los conjuntos históricos.
Es posible que nos queramos poco, pero independientemente ha faltada pedagogía acerca de la importancia de los núcleos históricos, la gente no ama lo que no conoce.
– ¿Algún edificio que recomiendes de Valladolid?¿ O algún autor? , ¿algún ejemplo que te parezca especialmente acertado?
(piensa) Lo que se intentó con la zona del Patio Herreriano, San Agustín, que partía de una base muy importante, los conventos, y al mismo tiempo tenía edificios modernos de enorme valor como el Núñez de Arce de Fisac, en general todo eso se encadenó con una secuencia de buenos arquitectos, me parece de las zonas más acertadas.
Hay también una operación más reciente muy inteligente, el medio claustro cortado de San Felipe Neri, en la Calle Regalado, resulta muy didáctica, explica muy bien el crecimiento de la ciudad.
– ¿Hacia donde debería enfocarse la arquitectura en Valladolid los próximos años…?
Conocer bien la ciudad, su historia, e intervenir con pulcritud, cirugía arquitectónica que debe hacerse con cariño, conociendo la ciudad.
Valladolid está llena de rincones, en su momento fui de los que insistió en que se tirase la tapia que separaba Filipinos de San Juan de Letrán. Hemos presentado recientemente una propuesta para sustituir una de las tapias del Convento de las Huelgas Reales por una verja para que se vea el arco mudéjar del palacio de Mº de Molina.
Valladolid tiene muchas de estas cosas, pequeñas cirugías que la harían mejorar, no hacen falta grandes obras.
– ¿Te atreverías a calificar otro como “desafortunado” o una oportunidad perdida?
Sí, sí, sí, lo tengo clarísimo, la arquitectura de las bodegas, especialmente de Ribera, pero también de Rueda. Cada vez que paso frente a Arzuaga lloro, parece mentira que alguien que fabrica un vino tan rico, con una hija diseñadora, haya hecho algo tan espantoso.
Con las bodegas de Castilla y León, especialmente en Valladolid, se ha perdido una oportunidad, hay excepciones notables pero la media general de edificios “de marca”, con dinero, ha sido desastrosa.
– ¿Qué opinión te merece ArquitecturaVA? Sin tapujos
Me metí hace un par de años, alguien me pasó el enlace, quizás a raíz de los Premios de Arquitectura, me parece interesante. Me parece una buena idea y es bueno que se vaya reflejando esas obras.
Estaría bien que hubiese enlaces directos desde google maps, sin tener que acceder a la web.
– ¿Alguna sugerencia? ¿Cómo podríamos acercar la arquitectura al público general?
Contrapregunto, ¿qué vais a hacer para que la gente que no es arquitecto entre a la página?
Sucede con las revisas de arquitectura, hay revistas de otros ámbitos, decoración o edificios históricos, que llegan al público general. Hubo un tiempo en el que Arquitectura Viva parecía saltar la barrera, pero no.
CONCLUSIÓN.
– Un libro, película, obra… apto para cualquiera (Cuyo tema tenga algún pequeño enlace o lectura aplicable a arquitectura)
Es complicado, yo soy un gran cinéfilo. Tuve la suerte de tener de profesor a Simón Marchán Fiz, y después de que él te explica Metrópolis ves otra película, me gusta la idea de que una película en el fondo cuenta otras cosas aparte de la propia historia que a veces es intrascendente.
Me gusta la comedia comedia, Billy Wilder, To be or not o be de Lubitsch, …
Estoy preparando algo, no sé si será un libro, una conferencia, no sé aun, basada en Le Mepris, de Godard, con Brigitte Bardot (permitan que los entrevistadores nos guardemos esta primicia hasta que se haga pública)
– Una cita que te inspire…
Antes ya dije una de Le Corbu, recuerdo también una de un profesor mío, José Luis de Miguel, tuve la suerte de que fuese mi profesor de estructuras, un tipo extraordinario, “un arquitecto debe saber las suficientes estructuras para entender en qué jardines no debe meterse sin pedir ayuda” y sirve para las estructuras y para muchos otros campos en los que trabajas.
– ¿A qué arquitecto nos recomendarías para continuar la sección de entrevistas? ¿Quién no debería faltar?
Es complicado porque me ha dejado helado ser yo el cuarto entrevistado, en Valladolid hay buenos arquitectos, mejores que yo seguro; no deberías perdonar a Primitivo González, por ejemplo, hemos hecho un par de proyectos juntos, un tipo extraordinario y muy buen arquitecto.
Muchas Gracias por dedicarnos tu tiempo
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