Edificio CTTA

Autor: Rodrigo Almonacid

Colaboradores: Raquel Cabrero, Carlos Blanco (CyA Ingeniería)

Tipología:

Fechas de comienzo/fin:2010-2012

Localización: Paseo de Belén 9 (Campus Universitario Miguel Delibes)

Premios:

1er. Premio concurso de ideas, Universidad de Valladolid y el Colegio Oficial de Arquitectos de Valladolid.

Publicaciones y enlaces:

La Construcción de un Funcionalismo Sostenible. (Editado por la Universidad de Valladolid)

Síntesis Arquitectura

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Ha escrito este artículo: kikeconk

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El anteproyecto presentado al concurso de ideas en junio de 2008 obtuvo el primer premio con una propuesta titulada “Máquina Entrópica para un Hábitat Sostenible” donde  se formulaba un compromiso estético entre el funcionalismo moderno y la arquitectura bioclimática, una arquitectura nacida de la abstracción y limpieza visual y compatible con una eficacia energética que minimice el impacto de su “huella ecológica”.
La formalización final del CTTA, Centro de Transferencia de Tecnologías Aplicadas, responde al proyecto definitivo redactado en 2010 bajo fuertes restricciones presupuestarias, en la que se alcanzó una relación coste/superficie de 998,91 €/m2.

Se apostó por una pieza de arquitectura que mostrase con audacia su atrevida ligereza dentro del campus de la Universidad de Valladolid en el que se inscribe. Frente al conjunto de “pesados” edificios vecinos, se optó por el contrapunto, ofreciendo una pieza ligera y delicada. Estéticamente se concibió al edificio como la superposición flotante de un volumen translúcido y luminoso sobre un podium macizo y opaco, de construcción más sólida, que resolvería el contacto con el suelo a nivel de semi-sótano.

En términos funcionales, el C.T.T.A. se concibió como un espacio de ocupación rotatoria y flexible que permitiera el encuentro entre investigadores del ámbito universitario y del mundo empresarial. El espacio se configuró mediante la superposición de bandejas flotantes donde alojar las áreas de trabajo. Se pretendía conseguir una auténtica “isotropía funcional” gracias a la versatilidad de la espina central de infraestructuras tecnológicas.

La disposición volumétrica se hizo compatible con el objetivo de reducir las pérdidas energéticas a través de la envolvente, al crear un volumen de bajo factor de forma. Debido a esta compacidad formal, la climatización del espacio interior se redujo estrictamente a los espacios de trabajo (oficinas, laboratorios, despachos, salas de reuniones), marginando los espacios residuales fuera del volumen principal (garaje, cuartos de instalaciones, escaleras, aseos, almacenes, etc.).

Atendiendo a las ordenanzas del campus, el edificio se orientó longitudinalmente en dirección SE-NO. Se diseñó una envolvente principal completamente translúcida en sus cuatro frentes, una solución que logra una enorme captación de luz natural.  Se invirtió el esquema tipológico tradicional al ubicar los pasillos rodeando periféricamente a los recintos de trabajo, con dos únicas crujías estructurales en sentido longitudinal que dejan en voladizo a todo el perímetro de los forjados. Al hacerlo así, estos actúan como protecciones horizontales para el sombreamiento interior de los recintos de trabajo en verano, sin que en invierno impidan las ganancias térmicas y lumínicas debido a la menor inclinación de los rayos solares.

La decisión de alterar la tipología convencional ha sido, a la postre, una de las más fértiles en todos sus aspectos. Además de lograr una mayor amplitud y luminosidad en los espacios de circulación, se aúnan espacial, formal y térmicamente las tres plantas de oficinas, y se uniformiza visualmente el cuerpo translúcido desde el exterior.

Esta estrategia consigue así un abrigo de aire y luz entre dos pieles, un auténtico “amortiguador bioclimático” entre las condiciones exteriores e interiores, que optimiza las soluciones arquitectónicas pasivas y reduce consumos por acondicionamiento activo del interior. El “efecto invernadero” generado periféricamente permitirá reducir notablemente, cuando no por completo, el consumo de la calefacción en los meses de frío, y en verano la porosidad de la piel exterior permitirá un enfriamiento gratuito en horario nocturno gracias a las franjas de ventanas practicables.

Fotos cortesía de Rodrigo Almonacid y Lluís Casals

3 comentarios en “Edificio CTTA

  1. La decisión de no climatizar los aseos en una ciudad como Valladolid, donde los inviernos bajan sobradamente de los cero grados, es algo que solo se puede entender en un contexto en el que la estética está por encima de la funcionalidad.
    En los aseos se pueden curar jamones en invierno, y es algo que causa gran rechazo en cualquiera que haya hecho uso del edificio en esta época.
    En mi humilde opinión la arquitectura debería de estar al servicio de las personas y no al contrario.

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