ENTREVISTAS – Roberto Valle

Iniciamos en ArquitecturaVA una nueva sección dedicada a dar a conocer a quienes están detrás de la destacada arquitectura moderna que disfrutamos en Valladolid. ¿Como trabajan? ¿Que piensan de la situación actual? ¿Que opinan de Valladolid?…

La primera de muchas entrevistas, no se la pierdan.

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Hoy les traemos a Roberto Valle, veterano arquitecto de Valladolid cuyas obras salpican muchos de los parajes de esta provincia. Un arquitecto de obras muy conocidas pero poco conocido hasta relativamente poco para el gran público. De los que trabajan con mucho esmero y sin mucho ruido desde un coqueto estudio en una céntrica calle de la ciudad para dar soberbias obras de arquitectura que combinan a lo perfección lo útil, lo bello y lo bien construido (como ya dijese Vitrubio hace siglos) con el plus de la búsqueda de emocionar al usuario. De los que disfrutan como el primer día transmitiéndonos como se funciona un edificio desde las maquetas de trabajo que le ayudaron a diseñarlo.
Un apasionado de esta profesión y lo que puede aportar con ella los mil cuatrocientos cuarenta minutos del día.

Una profunda entrevista en la que Roberto comparte sus reflexiones.
¿Prefieres leerla por partes? Navega por el menú:
1. Acerca de Roberto Valle
2. Profesión y enseñanza
3. Arquitectura de Valladolid
4. Conclusiones


– BLOQUE 1: Acerca del entrevistado –


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«Lo más bonito que me han dicho de una obra mía es que les había emocionado […]»

– ¿Quién es Roberto Valle? Defínete, diferénciate
Un Ourensano, afincado desde los 12 años en Valladolid, que se formó como arquitecto en las Escuelas de Arquitectura de Valladolid y Madrid, donde se licenció en las especialidades de urbanismo y después en la de construcción.

Regresé a Valladolid y compatibilizando mi actividad como arquitecto en su estudio con la de docente, durante quince años, como  profesor en la Escuela de Arquitectura.

Realizo trabajos de todo tipo en el campo del urbanismo y de la arquitectura.

– ¿Qué estilo tiene Roberto Valle? ¿Con qué claves hablarías de tu obra?
Mis obras no se caracterizan por tener un estilo, porque no lo busco ni me interesa. No creo que me encarguen una obra porque tenga un estilo Roberto Valle.

Las variables de mis proyectos, las herramientas con las que proyecto tienen que ver con el lugar, el clima, la orientación, la tradición, las proporciones, las referencias, mis experiencias, los materiales, y últimamente con más preocupación por el mantenimiento posterior y la sostenibilidad, así como por el cliente que la va a usar.
Busco una arquitectura sensual y emotiva pues considero que la emoción, como en cualquier manifestación artística, es la esencia del espacio en la arquitectura.

Me interesa especialmente, entre otras muchas cosas, la luz natural en los espacios interiores, la penumbra, los espacios geométricamente indefinidos. También los materiales naturales y sus texturas.

– ¿Qué te inspira a la hora de proyectar? ¿algo fuera de la arquitectura?
La arquitectura tiene una dimensión oceánica en extensión y profundidad. Es como la vida misma, intensa y compleja. Captar la complejidad tiene que ver con el conocimiento y la sensibilidad. La búsqueda de la belleza y la emoción es una obsesión. Nos tendríamos que reencarnar varias veces como arquitectos para llegar a hacer buena arquitectura o arquitectura sin más, si tenemos en cuenta que el 95 % de lo que se hace es construcción, pero no arquitectura.

– ¿Cómo te iniciaste en el mundo profesional?
Los primeros trabajos, de pequeña escala, ya los realicé durante la carrera, porque compaginaba los estudios con trabajos diversos en asociaciones de vecinos, como la de Villaverde en Madrid, en asesoramiento en trabajos de urbanismo y donde colaboré entre otros con Julio Vidaurre en un proyecto para este barrio de una escuela de formación profesional.

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Ya en Valladolid empecé con encargos pequeños, sobre todo de locales comerciales de todo tipo. Experiencia muy interesante por tratarse de espacios pequeños pero intensos donde la magia de la arquitectura es posible, especialmente en los bares, espacios emocionales de gran interés no solo arquitectónico, sino también como espacios de encuentro y relación, como se está demostrando ahora. También son proyectos interesantes por trabajar a escalas pequeñas 1/1 ó 2/1. Es una experiencia muy recomendable. La pena de estos proyectos es que la mayoría acaban desapareciendo, es una arquitectura efímera. La arquitectura de los locales comerciales debería estar protegida, pues forma parte también de  nuestro patrimonio cultural y por supuesto arquitectónico. En Valladolid se ha perdido este patrimonio y no queda nada, tampoco de los más recientes  como por ejemplo el Roma es Azul. La arquitectura contemporánea no cuenta como arquitectura histórica y patrimonio arquitectónico a proteger. Después nos lamentaremos como pasó con los palacios de la ciudad y los parcelarios.

La experiencia como docente en la escuela de Arquitectura de Valladolid, fue también muy formativa, entre otras cosas por contar con  arquitectos y profesores de gran valía, como  Leopoldo Uría, que era de lo mejor que teníamos en ese momento, arquitectos con gran formación, capaces de motivar e ilusionar, que considero que son las mejores cualidades de un profesor. Los trabajos de análisis de edificios de gran interés de la historia de la arquitectura nos permitían a los alumnos y profesores conocer estos edificios representativos de épocas y estilos en profundidad a través de su análisis, utilizando las herramientas del dibujo y de los sistemas de representación.  Técnicas gráficas muy didácticas y divertidas, que desgraciadamente se han perdido como recursos de expresión.

Dejar temporalmente la escuela para hacer la tesis que me iba a dirigir Cesar Pórtela sobre cementerios se convirtió en un paréntesis de 35 años en la Diputación de Valladolid, donde hice todo tipo de trabajos y proyectos, algunos singulares por su carácter cultural y público.

La tesis sigue aparcada…

– ¿Cuál es tu herramienta principal para proyectar? (Sensaciones, croquis, vistas, maquetas, planta, sección…)
Como decía, no busco un estilo. Cada proyecto está determinado por muchas variables distintas, empezando por los clientes o promotores, y en consecuencia los resultados son distintos, Me gusta esta  libertad a la hora de proyectar.

Sin embargo, cuando ves las obras juntas, aparecen sorprendentemente los mismos problemas y búsquedas constantes de ciertos temas, que se repiten una y otra vez en los proyectos, muchas veces de una forma inconsciente, como la preocupación por la luz, la expresividad de las estructuras, o los materiales, y que descubres que están presentes en muchas de las obras realizadas.

Los croquis y las maquetas son imprescindibles como herramientas de trabajo. Existen muchas variables que intervienen en el proceso de proyectar. En esa complejidad está su riqueza.

– ¿A qué proyecto le tienes más cariño?
Cada proyecto es un mundo y tiene algo de novela. Los recuerdas con cariño por su dificultad técnica, por las discusiones con el cliente. Recuerdo con cariño por su dificultad el Museo Etnográfico de Zamora y el Teatro Zorrilla. El bar Capítol, ya desaparecido. El Museo del Vino por las satisfacciones que me ha dado y los reconocimientos que ha tenido.
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Lo más bonito que me han dicho de una obra mía es que les había emocionado.

– ¿Alguna anécdota curiosa que te haya pasado  en alguno de tus proyectos/obras?
Siempre me ha llamado la atención ese momento de entrgar un proyecto de cierta importancia a un concurso, en el que piensas que o no vale nada el trabajo realizado o puede ser el inicio de una gran aventura.

Recuerdo una clienta, que quería colocar una reja horrorosa en las ventanas, porque era como la de su vecina, y que se puso a llorar ante mi oposición. Posteriormente siempre me arrepentí de no déjarsela poner.

– Más allá de lo comúnmente entendido por arquitectura (edificios)…¿ Por qué campos te mueves?¿ Mobiliario, cuadernos de viaje, pintura, teoría, divulgación…?
Diseñar el mobiliario para un espacio creado por ti es una oportunidad de integrar continente y contenido; esto pasa en todos los proyectos, desde en un local comercial hasta en un proyecto de mayor escala como por ejemplo un museo. Siempre que he podido he diseñado el mobiliario de mis obras, en los locales comerciales, en las viviendas unifamiliares y en otras más grandes como los museos, donde al final te acabas implicando en los proyectos museológicos y sobre todo en los museográficos que definen las características de los recursos expositivos. Así ocurrió en los museos del Vino, de las Villas Romanas de Almenara, del museo del Pan, o del Teatro Zorrilla. Es un ejercicio de control de formas y materiales, de integración y continuidad, de unidad de todos los elementos que definen un espacio.

Lo de los cuadernos de viaje es, como en  la fotografía, que también me interesa mucho, un problema de mirar y ver, es una selección personal de la realidad. Me permite registrar ideas que después consciente o inconscientemente están en los proyectos. También lo hago porque me divierte y es un placer, como pintar una acuarela de 70 por 50 centímetros en un acantilado al amanecer.

Me interesan otras formas de expresión como el grabado, o el dibujo por ordenador, la impresión digital, la música, la gastronomía, la historia, en definitiva todas las herramientas que te pueden ayudar a expresarte y a enriquecer las ideas. He asistido recientemente a una exposición sobre sonido y arte “soundart” de lo más sugerente. Asociar colores y formas a los sonidos y sonidos a las formas o pinturas. Fenómenos neurofisiológicos de transferencias de percepciones de unos sentidos a otros, la sinestesia.

«En este momento, por la que se ha dado en llamar “crisis económica”,  no se puede construir, pero se puede aprovechar para estudiar e investigar […]»

– Actualidad personal: Como miembro electo… ¿Qué esperas aportar a la Real Academia? ¿Crees que debe ser más activa esa institución para la defensa de la arquitectura?
Las instituciones en general están desconectadas de la realidad y de los ciudadanos. Pasa lo mismo con los partidos políticos. Por ejemplo la escuela de arquitectura me llama la atención en este sentido. Hay mucha gente que no sabe que en la ciudad hay una escuela de arquitectura y una escuela que no responde a los problemas que en este momento preocupan a los ciudadanos como por ejemplo el mínimo coste posible de mantenimiento y sostenibilidad energética. Alumnos de los últimos cursos no conocen la arquitectura de la ciudad donde viven o han estudiado, y menos de la provincia, no digamos de la región. Esta desconexión es preocupante, como lo es no conocer  y no tener en cuenta en sus trabajos de formación los problemas a los que habría que dar solución.

La Academia de Bellas Artes de Valladolid es una institución antigua y de prestigio en la ciudad, con poder para intervenir y opinar con autoridad. Creo en sus posibilidades de intervención sobre los problemas de la ciudad y del patrimonio, y por eso entro; si no fuera así, no entraría.

– Con la dura situación laboral actual ¿Tienes trabajo? ¿dónde podremos ver a Roberto Valle en un futuro?
Cada momento histórico tiene sus luces y sus sombras. No hay que remontarse muchos siglos hacia atrás en nuestra historia para ver momentos de crisis económicas y políticas.

En este momento, por la que se ha dado en llamar “crisis económica”,  no se puede construir, pero se puede aprovechar para estudiar e investigar, ponerse al día en técnicas, normas y materiales, nuevas técnicas de dibujo, etc. Enseñar es también una buena alternativa. Por nuestra formación siempre disfrutaremos viendo arquitectura. Me estoy acordando de Mies Van Der Rohe en su época de profesor en la escuela de La Bauhaus en Berlín.

Ahora estoy pendiente de la ejecución del último trabajo que realicé en la Diputación de Valladolid, y trabajando en un proyecto para un centro asistencial en una localidad de Tierra de Campos, una alternativa a las residencias  actuales, de gestión pública o privada. A una persona con una esperanza de vida de aún 40 años no se la puede recluir en esos edificios que llaman residencias para que se consuman como personas. Es un tema pendiente y preocupante en el medio rural y en la ciudad, cada uno tiene su problemática. Es un problema que irá a más en el futuro, y al que el estado no da respuesta y la solución de la iniciativa privada es prohibitiva económicamente para la mayoría. Es un problema que tienen que autogestionar los propios ciudadanos, como con otros muchos problemas y necesidades.

Seré arquitecto toda mi vida.

 


– BLOQUE 2: Profesión y enseñanza de la Arquitectura –


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(un arquitecto) «puede no servir para nada, para resolverle unos trámites en el mejor de los casos y poco más, o para hacerle más feliz cada día en todos los espacios que habita, desde la ciudad hasta su vivienda»

– ¿Cómo ves la situación actual de la profesión? Social y Laboral ¿y su futuro?
La situación actual la veo muy mal. Creo que será muy larga en el tiempo. De todos los sectores, el nuestro es el que ha pagado el precio más alto. En este momento se está en un estado de shock, sin poder reaccionar.

Somos un país de muy buenos arquitectos y muy creativos, que podemos competir en cualquier lugar del mundo con éxito. Sin embargo no estamos todo lo preparados que se necesita, sobre todo en idiomas e infraestructura de gestión y tramitación de los proyectos y su construcción. Puede ser una cuestión de tiempo. Lo más lamentable ha sido el desmantelamiento de los equipos de trabajo. También ha pasado con los oficios en la construcción.

Trabajar en otros países con equipos plurinacionales será habitual. Nos acabaremos acostumbrando. Las distancias cada vez son más cortas. Nuevos tiempos, nuevas formas de trabajo.

– En Arquitectura, parece haber dos tendencias entre la que busca el equilibrio de hacer las cosas bien y que gusten al gran público ( calidad sin extravagancia) y la arquitectura bien hecha pero sobre todo estética que gusta especialmente a arquitectos pero no siempre al gran público. ¿Qué opinas de ellas? ¿Equilibrio?
En la arquitectura, en mi opinión, no cabe lo de gustar al gran público, ni a los arquitectos. El arquitecto está para resolver problemas, con belleza y emoción y por supuesto con funcionalidad y calidad en el sentido más amplio y que están  implícitas en la belleza.

Lo del gran público depende del nivel cultural, también en el sentido más amplio, de ese gran público. Si el gran público es mediocre solo tiene cabida la mediocridad, pasa lo mismo con las democracias, siendo el mejor de los sistemas políticos.

La buena arquitectura es un hecho objetivo, aunque no esté al alcance de todos su aprecio. La arquitectura extravagante también resuelve las demandas de algunos clientes. Los últimos proyectos en el Golfo Pérsico de Foster, Koolhas, Nouvel, etc. dan respuesta a esa demanda.

– ¿Qué le dirías a alguien que se pregunta para qué sirve un arquitecto?
Que puede no servir para nada, para resolverle unos trámites en el mejor de los casos y poco más, o para hacerle más feliz cada día en todos los espacios que habita, desde la ciudad hasta su vivienda.

– ¿Qué opinas de la enseñanza de la Arquitectura? ¿Qué cambiarías?
Conocer la historia y el momento histórico que te toca, y dar respuesta como arquitecto a través del trabajo especifico de la arquitectura. Como decía Mies la voluntad de una época traducida a espacio.

– Qué le aconsejas a un estudiante de primer año de Arquitectura o a un recién titulado que se pregunta ¿y ahora qué hago?
En primer lugar, que es un afortunado porque  ha elegido y se ha formado para un trabajo y una actividad maravillosa, que le dará muchos sinsabores pero también momentos satisfactorios, pero que tendrá que ser ambicioso en cuanto a hacer las cosas muy bien y trabajar más de 24 horas al día para llegar a hacer una arquitectura digna, sencilla, elegante, honesta.

«hay que estar al día en las nuevas tecnologías, conocerlas y actualizarlas continuamente  […]  La realidad aumentada es un avance impresionante  […]  pero también me inquieta por la utilización,  podremos crear un mundo feliz al alcance de todos, pero también se puede convertir en un espacio de enajenación y marginación de determinados colectivos»

La salida en este momento es seguir estudiando y formándose. Tendríamos que recuperar el campo perdido en el urbanismo, actualmente en manos de los abogados. La ciudad es un tema pluridisciplinar y de sensibilidad.

– ¿Cómo ves a las nuevas generaciones de arquitectos? ¿que pueden aportar a la sociedad y a los arquitectos veteranos?
NS/NC

– ¿Qué opinas de la cada vez mayor irrupción de los medios informáticos en la arquitectura?
Me parece estupendo porque hay que estar al día en estas tecnologías, conocerlas y actualizarlas continuamente. Tienen grandes posibilidades y sería un craso error no aprovecharlas. Son las herramientas de este momento, sobre todo para el desarrollo y definición de los proyectos y también y sobre todo para la ejecución de las obras. Serán herramientas imprescindibles, y después de los medios actuales vendrán otros.

La realidad aumentada es un avance impresionante en la información y la documentación, y la realidad virtual me fascina, es como Alicia a través del espejo, pronto serán espacios que se podrán percibir por todos los sentidos, será una experiencia multisensorial, pero también me inquieta por la utilización que se puede hacer de este recurso y tecnología. Podremos crear un mundo feliz al alcance de todos, pero también se puede convertir en un espacio de enajenación y marginación de determinados colectivos. Tendremos que estar atentos.

En todo caso el espacio virtual no alcanzará nunca la riqueza y complejidad del espacio real.

– En ese sentido, cada vez se exige una documentación más extensa y en menos tiempo de un proyecto… Producir, producir, producir… ¿se está perdiendo el valor de “pensar la arquitectura? ¿de lo sencillo pero profundo? ¿cómo lo abordáis en tu estudio?
Si no hay tiempo no hay un buen proyecto. Los proyectos requieren de mucho tiempo, pues te das cuenta de que con más tiempo mejoran. Si no tuviésemos plazo de entrega no los acabaríamos nunca. Por ejemplo la promoción de viviendas privadas sujetas a estas exigencias no me interesa nada. Los proyectos alimenticios son peligrosos.

El concurso de la Casa de la Música se hizo con tan poco tiempo, que al final lo ganó Koolhas porque cogió el proyecto de la última vivienda que había proyectado y la utilizó cambiándolo sin más  directamente de escala. Tiene gracia.

El proyecto requiere tiempo de maduración, el mayor tiempo corresponde a esta fase; después el desarrollo del proyecto, lo que llamamos la fase de proyecto de ejecución, puede ser muy rápido. La experiencia, los temas e ideas que están ahí, pendientes de materializarse, también cuentan. También el proceso tiene que ser divertido.

Lo sencillo, lo profundo, el menos es más, el casi nada, requiere de tiempo y meditación.

 


– BLOQUE 3: Sobre la arquitectura de Valladolid y ArquitecturaVA –


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«Los errores más importantes cometidos han sido la destrucción del casco histórico y de muchos edificios singulares; en el mejor de los casos hemos conseguido tristemente una escenografía teatral urbana de fachadas que ocultan la destrucción de las tipologías originales y el parcelario […]»

– ¿Qué opinas, en general, del repertorio de arquitectura en Valladolid?
En mi opinión hay obras muy interesantes, tanto de pequeña escala como los locales comerciales, como las grandes, con más presencia urbana. Hay excelentes trabajos de rehabilitación y de obras nuevas.

Teníamos que ir pensando en proteger el patrimonio arquitectónico del siglo XX, lo mismo que se ha hecho con la arquitectura de los siglos anteriores. No sé a qué se espera y de quién depende.

Hay que reconocer el esfuerzo, no de todos los arquitectos, por tener una ciudad y una arquitectura de calidad.

– ¿Qué le falta a Valladolid que, en general, diste tanto cara al reconocimiento y calidad de otras comunidades en nivel similar como Navarra o País Vasco? ¿Dinero, mentalidad del promotor, exigencia del usuario, formación, desinterés, difusión, gestión…?
Creo que Valladolid no tiene nada que envidiar al País Vasco y Navarra en arquitectura contemporánea.

Los errores más importantes cometidos han sido la destrucción del casco histórico y de muchos edificios singulares; en el mejor de los casos hemos conseguido tristemente una escenografía teatral urbana de fachadas que ocultan la destrucción de las tipologías originales y el parcelario.

Sufrimos también especialmente al promotor paleto, enriquecido con las plusvalías que genera la ciudad y que son de todos. Su máxima “máximo beneficio”.

Tampoco las instituciones han estado muchas veces a la altura de las circunstancias al adjudicar las obras.

Me estoy acordando del caso de Zamora, una ciudad que ha conseguido  un patrimonio de arquitectura contemporánea interesantísimo, que hoy es motivo de visitas solo para ver estos edificios. Detrás hay una gestión ejemplar de los proyectos y concursos, con jurados de prestigio que han garantizado estos resultados. No puedo por menos que citar a Joaquín Hernández Martin, compañero nuestro, por estar detrás de muchas de estas gestiones.

– ¿Hacia donde debería enfocarse la arquitectura en Valladolid los próximos años…?
No lo sé. Depende de muchos factores. De momento,  edificios sostenibles y autosuficientes energéticamente y de mantenimiento posterior nulo o casi nulo. Y siempre emocionantes y bellos, que son cualidades que no encarecen los proyectos porque dependen de la sensibilidad del que los proyecta.

Debemos asumir que actualmente somos económicamente pobres, aunque tenemos muchos recursos, mal gestionados.

El proyecto pendiente, muy importante para la ciudad, del soterramiento, creo que con los tiempos que corren parece inviable. Yo me plantearía la recuperación de la imagen del tren y su presencia en el paisaje urbano de la ciudad. Tenemos ejemplos en otras ciudades como París o Chicago. Desde luego, eliminando la barrera que supone actualmente y resolviendo los problemas de comunicación entre los barrios de ambos lados.

«Creo que (la arquitectura de Valladolid) ni se cuida ni se divulga, en parte porque no existe sensibilidad para apreciarla por parte de la gente en general y por los medios de comunicación en particular […]»

– ¿Algún edificio que recomiendes de Valladolid?¿ O algún autor? (Que no sea tuyo)
Como no quiero dejar alguno en el tintero, recomiendo uno de autor fallecido. Siempre me ha gustado la fachada del Museo de Escultura y su presencia en la calle. Creo que es un ejemplo de sobriedad y elegancia. Arquitectura muraria, que denota su carácter público en sus grandes muros ciegos, tan elegantemente coronados por una crestería que recuerda la espuma del mar.

– ¿Te atreverías a calificar otro como “desafortunado” o una oportunidad perdida?Oportunidades perdidas hay muchas. Con el tejido residencial de la ciudad del siglo XX, de la que solo se salva Huerta del Rey por la generosidad de sus espacios verdes y buen diseño.

La desafortunada y ya citada destrucción del casco histórico y muchos de sus edificios singulares, como los palacios; o los mercados como el de Portugalete.

Por la oportunidad perdida de crear la ciudad del siglo XX, con nuevos centros urbanos, aprovechando los nuevos edificios institucionales, edificios singulares y emblemáticos, que como hitos  podrían generar nuevos espacios urbanos, continuando la trama urbana y con un control de la escala, y que fue necesario construir con la autonomía de la región. Una oportunidad perdida.

– Obra de Actualidad en Valladolid ¿Como rehabilitador de reconocido prestigio, qué opinas de la intervención en el Mercado del Val?
No conozco el proyecto ni la obra por dentro. Cuando últimamente he pasado por la plaza del Val, si he apreciado, al ver el antiguo mercado lo bien que soportan los buenas arquitecturas las intervenciones posteriores de adecuación.

– ¿Crees que Valladolid cuida y difunde bien su arquitectura? (desde la época de patrimonio industrial a la actualidad; Entidades públicas, colegios, los propios ciudadanos)
Creo que ni se cuida ni se divulga, en parte porque no existe sensibilidad para apreciarla por parte de la gente en general y por los medios de comunicación en particular, que persiguen satisfacer la mediocridad. La arquitectura de Valladolid es desconocida totalmente fuera de la provincia y la región.

– ¿Qué opinión te merece ArquitecturaVA? Sin tapujos
Me parece una buena idea dado el desconocimiento que se tiene de la arquitectura de Valladolid y provincia. Y lo deseable que se extienda a toda la región. Supone un esfuerzo pero os lo agradeceremos todos.

– ¿Alguna sugerencia? ¿Cómo podríamos acercar la arquitectura al público general?
Visitando los edificios con ellos y explicando por qué nos parecen arquitecturas interesantes. Poder comprobar que no es lo mismo una buena vivienda que una vivienda mala en nuestra vida. Que una vivienda de calidad no tiene que ser necesariamente una vivienda cara.

Y esto empezando por los niños desde que tienen cinco años.

 


– CONCLUSIÓN –


– Un libro, película, obra… apto para cualquiera (Cuyo tema tenga algún pequeño enlace o lectura aplicable a arquitectura)
Muchas obras. Por citar algunas: Las ciudades invisibles de Italo Calvino, El manantial de King Vidor. Metropolis de Fritz Lang, Blade Runner de Ridley Scott

– Una cita que te inspire…
Crear es transformar.

– ¿A qué arquitecto nos recomendarías para continuar la sección de entrevistas? ¿Quién no debería faltar?
No quisiera dejar sin citar a alguien, asique prefiero no pronunciarme.

 

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Muchas gracias a Roberto Valle por concedernos esta entrevista.

Puedes descubir más sobre la obra de Roberto Valle que hemos publicado en ArquitecturaVA aquí
Y en su página web: www.robertovalle.com

Próximamente más, permanezcan atentos… y no duden en seguirnos en facebook y twitter

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