La Cámara de Comercio de Valladolid convocó un concurso de arquitectura para el nuevo Vivero de empresas de la ciudad.

Una ubicación difícil, la relación con el río y una zona complicada de la ciudad eran algunos de los escollos que el proyecto ganador solventó con creces.

Un edificio-puente de volumen puro y rotundo se muestra a la ciudad de manera abstracta y es donde se ubican las salas de reuniones. Mientras, un programa mucho más complejo articulado mediante patios y relaciones visuales entre espacios y hacia la ribera alberga los usos del edificio.

Fotos cortesía de los arquitectos, tanto propias como del reportaje realizado por Rafaela Bompiani